lunes, 13 de diciembre de 2010

Cuatro días

Cuatro días sin un "hola". Ni un "¿cómo estas?".

Cuatro días del silencio más absoluto. Conmigo, claro. Porque con el resto del mundo sí hablaste.

Cuatro días en los que esperé una palabra. Un saludo. Una sonrisa. Un llamado. ALGO.

Cuatro días en los que te extrañé. En los que pasé cada minuto pensando en vos.

Cuatro días en los que intenté acostumbrarme a la idea de no tenerte. De no hablarte. De no soñarte.

Cuatro días en los que traté de disfrutar lejos tuyo.

Cuatro días en los que contuve el grito enardecido que me provocaba saber que no me extrañabas. Que ni sentías mi ausencia. Que no me necesitabas.

Cuatro días tardaste en desilucionarme. Rápido. Eficaz. Así fuiste. Contundente.

Cuatro días en los que respirar dolió tanto como la certeza de saber que mi corazón otra vez fue por el camino equivocado.

(Van más de cuatro días, sabés? Los tengo contados... No te preocupes. Sé perfectamente lo que significa esta ausencia.)