lunes, 28 de noviembre de 2011

Ésta es la parte donde jugamos a saber desde siempre los riesgos que corríamos. Las consecuencias de nuestras acciones. Los misterios ocultos tras cada mirada.

Ésta es la parte donde intentamos averiguar el punto exacto en que la fantasía se funde con la realidad. Y nos miramos de frente intentando determinar si esos besos existieron o solo fueron parte de un sueño. Si el sabor de nuestros labios era verdadero, o sólo lo idealizamos incentivados por el ardiente deseo que nos condujo una y otra vez al borde del abismo.

Ésta es la parte donde miramos hacia atrás y nos reprochamos cada palabra inexacta, cada momento desperdiciado, cada discusión insensata.

Ésta es la parte donde confieso que no podría vivir sabiendote en otros brazos, que nunca quise ni querré lastimarte, que moriría de sólo pensar que tu amor ya no es mío, que mi necesidad de vos supera los límites de la racionalidad.

Ésta es la parte en que nuestros caminos se bifurcan y busco la forma de mantenerlos unidos a pesar del tiempo y la distancia.

Ésta es la parte que intento evitar aunque el destino se empeñe en ponerla delante mío.

Ésta parte es la de nuestra despedida.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Ya no sé cuántos meses, días, horas, minutos, segundos, pueden haber pasado desde la primera vez que tu sonrisa se cruzó en mi camino. Tampoco cuántas veces me secó las lágrimas, o hizo brillar el sol en medio de la noche, o simplemente intentó salvarme la vida.

No puedo siquiera intentar contar las veces que pronuncié tu nombre. Ni las que busqué tus manos. Y mucho menos las que mis ojos y los tuyos se encontraron en esas particulares declaraciones de amor que solíamos hacernos.

Me resulta imposible contar los "te odio" y los consiguientes arrepentimientos. Los besos que perdimos por jugar a no necesitarnos. Las madrugadas desperdiciadas por la distancia. Las noches en vela esperando que un milagro me trajera tus abrazos.

Solo se que cada mañana, cuando me levanto, nada supera el temor de perderte.

viernes, 12 de agosto de 2011

Fuiste el límite entre la admiración y la pasión. La puerta abierta entre lo profesional y lo personal. El fragmento que divide deseo y realidad.

Fuiste la sonrisa ganada en cada tormenta. La mirada perdida en el horizonte de los sueños. El silencio que reconforta cuando el dolor no deja respirar.

Casi un salvavidas en medio del naufragio. O quizás una mano solidaria obligándome a salir. O un ángel velando mis desvelos.

Fuiste los 375 días más extraños de mi vida. Con mis vaivenes y tus idas y vueltas. Con tu coraje y mis miedos. Con tus certezas frente a mis incertidumbres. Con las mañanas compartidas a través de un disco de Sabina.

Fuiste mi inspiración, mi desazón, mi angustia, mi exaltación, mi silencio. Fuiste la inspiración desbocada de mis dedos sobre las cuerdas de una guitarra, y el peor interprete de Queen que alguna vez haya escuchado.

Fuiste mis ojos pegados a la pantalla buscando tu imagen. Y la ansiedad de ver tu nombre saludandome. Y la confusión de no saber qué, ni como, ni cuando.

Fuiste todo eso, aunque quizás menos. O tal vez seas más. No lo sé.

Dejemos que el tiempo nos cuente hasta donde vamos a llegar.

jueves, 7 de julio de 2011

No encuentro palabras que se amolden a esta despedida. Ni explicaciones que aplaquen el dolor inmenso que me genera saber que una vez más el destino fue cruel e insensato. Que la vida quiso que la paz de tu sonrisa dejara de brillar.

No vamos a leer más tus ironías. Ni sentir tus caricias a distancia cuando el ánimo flaqueaba. Ni vamos a escucharte hablar de Alvarito muriendote de amor.

Me queda tu fe inextinguible en el amor de Dios. Tus mensajes contandome que estabas "un poco cagado". Tu risa al escuchar uno de mis tantos exabruptos. Y hasta algún fav a mis tweets más osados. Me queda el ejemplo de padre que fuiste. Tu apoyo incondicional cuando la vida duele. Me queda la serenidad que transmitías cuando me decías que todo iba a estar bien.

Me queda un nudo en el pecho, de lágrimas y plegarias. Y la certeza de que nunca pedí con suficiente fuerza para que te curaras.

Me queda tu imagen grabada en la memoria. Y tus palabras de aliento. Y el amor por tu esposa y por tu hijo. Y tu sinceridad cuando te pedía un consejo. Y tu manera de hacer que cada uno encontrara su lugar en el mundo. Con caridad, con simpleza.

Me falta fuerza para decirte que te quiero. Que se que desde donde estés me vas a estar cuidando. Que tus 5 meses de agonía fueron de lucha constante. Que esa puta enfermedad me dejó sin un gran amigo, pero con un gran ángel de la guarda.

Me falta coraje para seguir escribiendo, sabes? A cada palabra mi corazón se desgarra pensando en lo que te faltó por vivir. Sólo quiero decirte GRACIAS. Y que te voy a extrañar.

TE QUIERO MUCHO, DANI!

viernes, 27 de mayo de 2011

Me tocó ser pasajera en este tren sin rumbo. Salir a la vida sin saber cómo detener el tiempo. Cómo afrontar que los sueños no son mas que simples representaciones de los deseos. Que la historiano la escribimos a través de los sueños, y que el mayor freno a nuestros ímpetus son las quimeras.

Me tocó mirarte de lejos tratando de descifrarte. Pasar noches en vela intentando dilucidar si tus mentiras eran certezas. Si cada palabra tuya tenía el significado que le estaba otrogando. Si el viento que traía tus suspiros era apenas el eco de mis fantasías. Si la espera estaba logrando que confundiera tu silencio con aquello que, deseaba, fuera cierto.

Me tocó ser la tercera en discordia entre mi corazón y mi cerebro. Y aprender a leer entre líneas cuando las órdenes de ambos se cruzaban sin sentido. Y hacerle entender a mi idealismo estúpido que debía dejar de darte el poder de definir mis desvelos.

Me tocó ser mi otro yo. Mi austeridad, mi timidez, mi consuelo. Mi delirio en las noches sin tus besos. Mi seguridad. Mi desazón. Mi misterio.

Me tocó aprender a vivir así, sin vos, con mis anhelos. Y amarte como nunca, como siempre. Como puedo.

viernes, 1 de abril de 2011

Porque cada una de mis afirmaciones van ser refutadas de manera irrebatible por tu silencio. Y porque tal vez esté pagando un precio altísimo por unos besos que nunca serán definitivamente míos. Y porque la tentación de convertir lo pasional en algo más vuelve a ser mas fuerte que yo, y destierra la inalcanzable oscuridad de mi abismo la racionalidad de mis ideas.

(O tal vez porque el error que cometiste al validar tus sensaciones con palabras, me envuelve y me confunde, y me sorprende pensando en vos)

jueves, 31 de marzo de 2011

Leido al pasar III

Te darás cuenta de que te necesito? Sabrás percibir mi falta de fuerzas para cerrar la boca y acallar mi cabeza y no posar los dedos en el teclado diciendo lo que siento? tendrás idea de lo que QUIERO tenerte entre mis brazos?

Imaginarás mi angustia en este momento de saber que estás, pero sólo a través de un vidrio que no me permite nada más que observar tu vida lejos de mí?

Son demasiadas cosas dándome vueltas y más vueltas, revueltas todas en este herido corazón durante años... Pero aún como perfecta idiota que soy te dejo esa libertad que jamás podrás entender. Nunca caeré en la trampa de volver a mostrar mis sentimientos hacia VOS. Una vez fué suficiente y desapareciste. La segunda no lo hice, mantuve esa distancia tan dolorosa pero conformándome con la migaja de ser tu amiga... e igual quisiste encontrar algo que jamás te mostré, que juré (sí, juré) aún a costa de mi condena y mordiéndome los labios que estaba todo cerrado. Aparentaste creerme... y te fuiste otra vez, aún más lejos.

Perdí toda esperanza, curando mi angustia y ahogando mis lágrimas en otro hombro que no era el tuyo pero que gentilmente me ofrecieron, aún a costa de comprometerse emocionalmente con algo que era imposible... tal como lo hice durante mucho tiempo con vos.

Y volviste. De a poco... lentamente. No sé por cuanto tiempo. Cuál es tu idea de todo esto, porque sabemos los dos (y no me digas que no) que todo es por algo. Ojalá no esté todo perdido. Que confíes. Que esperes. Que pienses. Que sientas... que entiendas.

Ojalá...

jueves, 24 de marzo de 2011

Una noche mas de ausencia incontenible, en la que tus palabras giran en mi cabeza, descontroladas por el viento otoñal que las mezcla y las pierde en las sombras del olvido.

Una noche mas en que sobrevivir es la única opción para los seres desolados que sueñan con el lugar y la hora en que su corazón volverá a brillar bajo la luz de un nuevo destino.

Una noche más que agita y desgasta mis mas hondos anhelos de perfección, decepcionados por la certeza de que nada será suficiente para vencer las implicancias de las decisiones tomadas a merced de los caprichos de dos almas desesperadas.

Una noche más en que los minutos se convieten en alfileres que atraviesan mi piel a la espera de una sola línea escrita por tus dedos.

Una noche más en que la distancia convierte en necesidad esta ansiedad de amarte sin medida.

Una noche más en que la nicotina es el único alivio para el dolor que provoca la imposibilidad de pertenecer al paréntesis de realidad que creamos buscando cerrar puertas y ser nosotros por un instante.

Una noche más... Una de tantas... Triste. Solitaria. Inolvidable.

martes, 22 de marzo de 2011

Soledad

A mi soledad le faltan tus sonidos. Tu andar misterioso. Tu silencio de hielo.

A mis lunas les falta tu mirada. Tus abrazos fugaces. Tus caricias urgentes.

A mis madrugadas les faltan los botones de tu camisa. El calor de tu pecho en mi espalda. Los suspiros entrecortados de tu aliento.

A mis atardeceres les falta tu perfume. El café compartido en el balcón. La precisión de tus manos buscando lo indebido.

A mis días les falta la solidez de tus intentos. La ansiedad de tus ojos observandome a lo lejos. Y tu respirar ardiente acompañando cada beso.

A mi soledad le sobra tu ausencia. Le falta sosiego. Y le sobra deseo.

lunes, 21 de marzo de 2011

Y no se que pasó. Ni cómo. Ni dónde. Ni cuándo. Ni por qué.

Y no se si lo sentiste. O si sólo te dejabas llevar por el momento. Si para vos fue lo mismo que para mí.

Y no se qué esperabas de nosotros. No se qué debió pasar. Ni qué debía decir.

Y no sé nada. Ni cómo actuar. Ni cuándo hablar. Ni dónde huir.

(Porque cuando estás del otro lado, hablándome, seduciéndome, enamorándome... entonces descubro que no hay forma de escaparse. Que no hay margen de error. Que lo sentiste, aunque lo niegues. Que lo vivís a diario, como yo. Que tu sonrisa, tan perfecta, tan sincera, es todo lo que necesito para sobrevivir)

sábado, 12 de marzo de 2011

Es tu sonrisa desterrando mis tristezas. Y tu silencio aliviando mis gritos desolados. Es tu abrazo manteniendo mis pies firmes. Y tu voz alentandome a seguir.

Es tu mirada acompañandome siempre. Y tu caminar a mi lado sin pedir nada a cambio. Es tu melancolía que se aleja cuando me acerco. Y la calidez de tu mirada objetando mis decisiones incorrectas.

Son los momentos que oscilan en mi memoria. Las veces que me acompañaste sin que lo notara. Los días que convertiste en perfectos. Las noches en que tu lejanía me volvió vulnerable.

Es tu amor, que no me duele, que me salva. Que se ahoga en el fulgor de una mirada. Que resurge de las cenizas, inmaculado. Que se me ocurre perfecto. Eterno. Sagrado.

martes, 8 de marzo de 2011

Porque no se trata de tener curvas o un cuerpo imperfecto. Ni de la manicure, ni de cuidarse, ni de arreglarse el pelo. Ni de estar flaca, o pasada de peso.

Porque no son sólo ojos delineados los que te miran. Ni labios pintados los que te besan. Ni un vestido perfecto el que te seduce.

Porque no se encadena a una cuestión de genero ser sensible a tu historia. Y ocuparme de tu vida. Y alinearme en tu escuadrón para resolver un problema.

Porque no sólo es instinto lo que evita que caigamos al abismo.

Porque no interesa si estoy hermosa, o si no dormí, o si me faltan las ganas, o si me sobra el aliento.

Porque buscás en mi todo lo que no tengo. Y me amás con mi inocencia, mi cinismo, mis faltas de respeto.

Porque si no fuera lo que soy, no te tendría. Y mi vida sería un desierto. Y porque si no estás, no soy. Y cuando estás, me pierdo.

Porque me enseñaste a valorarme más allá de mis defectos.

Porque tu existencia me hace mejor. Porque sos dueño de mis dudas y mis deseos.

Por hacerme más MUJER de lo que nunca soñé y hacer que este día cobre un significado nuevo.

sábado, 5 de marzo de 2011

Otra vez

Otra vez tu mano salvadora, en la oscuridad de la noche, dispuesta a rescatarme de la más angustiosa soledad. Otra vez tus ojos, iluminandome el camino, mostrandome como seguir adelante, como no abandonarme a la desidia de mis lamentos. Otra vez tus labios intrépidos, devolviendome la vida, quitandome el aliento.

Otra vez tus palabras, cuando menos las esperaba, demoliendo muros de silencio, aletargando días de espera, redefiniendo la temerosidad de la ausencia.

Otra vez tu voz, inundando el aire, acelerando mis impulsos, transportandome a nuestro universo paralelo. Auyentando los fantasmas, elevandome a la inverosimilitud de lo eterno, devastando la corporeidad de los deseos.

Otra vez vos, resurgiendo de las cenizas, desafiando al destino, enamorandome de nuevo.

Otra vez yo. Olvidandome del dolor. Huyendo de las promesas. Jugando a cambiar la historia, a retroceder en el tiempo, a quedarme ahí, para siempre, perpetuando ese momento.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Subí y bajé por la escalera del sol, y vi tu sombra renacer de las tinieblas. Te observé con cuidado, como pidiendote permiso. No faltaba nada. Ni tus ojos de mar. Ni tu boca de hielo. Ni tu silencio dominante.

La fuerza de tu presencia opacaba al mismísimo astro rey, que esperaba distante, mudo testigo de este reencuentro esperado.

No me saludaste. No te hablé. No respiramos. No tomaste mi mano, ni rozaste mi mejila. Ni buscaste mi aliento.

Te alejaste, y te seguí. Quise ver cómo estabas, si habías cambiado, si todavía me reconocías.

En algún momento notaste mis latidos. Te volviste hacia mi. Me miraste.

No recuerdo que te acercarás. Ni que me besaras. Ni que me regalaras una sonrisa. Solo haber despertado con el rostro bañado en lágrimas.

Y tu lugar, en mi cama, vacío...

lunes, 21 de febrero de 2011

Si hubiera sabido que reconocerme en cada una de tus palabras era peligroso. Que estaba dando un salto al vacío, y no había nadie que me sostuviera al caer. Que al desencadenar el corazón, se iba a volver idiota y me iba a traicionar. Que mi cotidianeidad iba a cambiar tan rotundamente con tu existencia. Que tu perfección iba a ser tan insoportablemente tentadora...

Si alguien me hubiera avisado que al decirte que te amo, iba a perderte de la forma mas dolorosa... Entonces hubiera hecho silencio. Y te lo hubiera negado. Y, quizás, todo sería diferente.

(Pero no supe encerrar a mi corazón. Ni resistirme a tu boca. Ni anegarme en tus enojos. Ni cobijarme en la duda. Ni dejar que te perdieras en la niebla del olvido)

miércoles, 9 de febrero de 2011

Volviste

No se cuándo dejé de buscarte. Ni cómo te convertiste en un sueño. Si fui yo la que comenzó a alejarse. O la nada misma nos invadió de repente.

No recuerdo el momento en que te saqué de mis días. Si coincidió con el instante en que tus ojos dejaron de reflejarse en los míos. Si mi maldita inseguridad fue logrando que me despidiera antes de tiempo. Si todo estaba tan frío que nunca pudimos sacarnos el miedo.

No entiendo como logré conformarme en silencio. Cómo dejé que te fueras sin un solo acercamiento. Ni por qué te ofrecí la mejilla el día que buscaste un beso.

No me conformo con pensar que quise borrarte de mis recuerdos. Que prefería saberte inalcanzable. Que esperaba que tu sonrisa se perdiera en el misterio.

No se si los años transcurridos lograron que te idealizara. O que imaginara momentos que no transcurrieron. O que encontrara en tus ojos verdades que nunca existieron.

(Pero hoy volviste. Y me hablaste. Y todo volvió a ser como antes. Y en cada palabra escondías un recuerdo. Y en cada frase, un silencio profundo. Y me enamoré. Otra vez. Como el primer día. Porque lo único que necesitaba era volver a oír tu voz)

jueves, 3 de febrero de 2011

Me debés la vida, ser feliz, la sonrisa de todos los días, la impaciencia de los momentos perdidos. Me debés la respiración entrecortada, el anhelo de tus misterios, las ansias de tus besos.

Me debés la perfección de tu sonrisa, el eco de tus silencios, la angustia indescriptible de tus ausencias. Me debés el suplicio de la espera, el mutismo de mi boca sin tus besos, la elegancia de los sueños incorrectos.

Y la obediencia debida, y la fragilidad de mis determinaciones, y tu palabra contra la mía, y la persuación que ejercen tus impedimentos.

(Y no me digas que me debés una más. porque en realidad me las debes todas)

martes, 1 de febrero de 2011

Ni pedirte perdón, ni decirte gracias. Ni contarte como me elevas a diez palmos del suelo. Ni confesarte que las mañanas son más frías en tu ausencia y más cálidas en tu recuerdo. Ni anhelar que tu sonrisa me acompañe todo el tiempo. Ni soñar con cada centimetro de tu cuerpo. Ni esperar que llegue la hora de los cuentos. Ni jugar a ser lo que fuimos o lo que seremos. Ni buscar causas y consecuencias de nuestros misterios. Ni pretender que cada mirada se pierda en el silencio.

Ni sentir, ni juzgar, ni siquiera hablar. Solo verte a los ojos y dejar que se acabe el tiempo.

martes, 18 de enero de 2011

Perdón

Perdón por este amor enfermo, por no callar lo que pienso ni decir lo que siento, por esquivar los momentos y elegir los pretextos. Perdón por mi sabor a nada, por la distancia indebida, por los malos entendidos, por salir corriendo.

Perdón por no merecerte, por no ser lo que buscabas, por quedarme en silencio. Perdón por darte tan poco, por no seguir intentandolo, por dejar que decida el tiempo.

Perdón por no ser la roca que sostuviera nuestros sueños, por desafiar al destino, por apostarlo todo y perderlo. Perdón por no saber decírtelo, por dejar que te fueras lejos, por no defender con la espada lo que llevabamos dentro.

Perdón por la locura del día a día, por las peleas constantes, por los sincericidios de fuego. Perdón por alejarte del mundo, por jugar con tus miedos, por prometerte un mundo que ni yo conocía, por dejar que creyeras lo que te estaba mintiendo.

Perdón por amarte de ese modo. Sin respetar las leyes del universo. Creyendo que el mundo era nuestro. Por seguir siendo la misma, por no querer lastimarte. Por amarte hasta el fin de mis días.

Por lo que fuimos, por lo que no, por lo que podríamos haber sido. Por las tardes de sol y los domingos de invierno. Por tus besos, por tus abrazos, por tus misterios. Por las horas que pasamos en silencio. Por la sinceridad de tus ojos. Por la fragilidad de mis intentos.

Porque mi vida sin tu perdón no es más que resentimiento, necesito que sepas que lo siento


Quisiera saber por qué nada de lo que digo parece suficiente. Por qué tengo que aclarar las cosas una y otra vez, Por qué algunos días siento que hablo en otro idioma.

Quisiera saber si me creés cuando te lo digo. Si no te di suficientes pruebas de lo que siento. Si es necesario que siga buscando formas de demostrar que no es algo pasajero.

Quisiera que me cuentes cuándo te volviste tan inseguro. Cuándo empezaste a dudar. Cuándo decidiste poner en discusión todos estos años a tu lado.

Quisiera que, uno de estos días, nos sentemos en nuestro lugar de siempre. Y me mires a los ojos. Y me digas que nada de esto es cierto. Que ni yo te amo, ni vos me crees cuando te lo digo.

Quisiera que lo entiendas de una vez. No tengo motivos para mentirte. No tiene sentido hacerlo de ese modo.

lunes, 17 de enero de 2011

Esoy a punto de decirte eso que no debo. Eso que te va a dar el poder que no quiero darte. Esas dos palabras que significan un cambio rotundo.

Estoy a punto de decirte eso que me guardo hace meses. Eso que tengo prohibido. Eso que no quiero reconocer.

Estoy a punto de decirte que lleva meses adentro mio. Eso que se muere por salir. Eso que me va a costar el enojo de mis amigos.

Estoy a punto de decirte eso que me callo pero es un secreto a voces. Eso que vivo negando. Eso que me mantiene soñando despierta.

Estoy a punto de decirte eso que me hace tararear cuando me despierto. Eso que me mantiene feliz durante horas. Eso que hace iluminarse mi mirada cuando me hablás.

(No preguntes, no es tan simple, trato de encontrarle un sentido a esta necesidad de gritarlo por los techos, de decirtelo sin rodeos, de que sepas exactamente que me pasa cuando te veo)

Estoy a punto de decirte que te quiero

viernes, 14 de enero de 2011

A veces pareciera que el tiempo se detiene. Que cada minuto que pasa se convierte en largas horas de espera. Que la sola perspectiva de la espera eliminara toda posibilidad de continuidad cronológica.

A veces pareciera que la eternidad de reduce a la nada. Que la palabra "siempre" es sólo la representación verbal de un vacío inconmensurable. Que la paciencia es sólo un signo más de la debilidad de la carne.

A veces pareciera que la distancia es un obstaculo infranqueable. Que el espacio que separa un extremo del otro es un abismo.

A veces pareciera que el desamor es la trampa mas cruel del destino. Que la inconsistencia de los recuerdos es una señal del olvido. Que la avidez y el tezón de un corazón herido son las marcas más profundas de un sentimiento que se ha perdido.

miércoles, 12 de enero de 2011

Ahí

Estas ahí. Como escondiendote. Como esperando que no te vea. Como buscando que sienta tu ausencia.

Estas ahí. Del otro lado. En silencio. Sin nombrarme una sola vez. Evitando cualquer contacto. Eludiendo mi presencia.

El principio del fin empezó hace rato. No había que indagar demasiado. Si hasta en el modo de saludar estabas distinto. Pero yo no quise verlo. Confiaba en la la continuación de los deseos. En escapar de la suerte. En borrar el destino. Confiaba en que eras, ni mas ni menos, lo que me mostrabas.

Pobre ilusa. Creyendo en un mundo que no tenía una palabra de cierto. Manteniendo vivas las ilusiones a pesar del tiempo. Suponiendo que las nubes eran solo fantasmas en medio del desierto.

Pobre tonta. Esperando una señal en medio de tanto silencio. Soñando que una mañana me despertaras con tus besos. Buscando desesperada que los indicios fueran sólo hojas en el viento.

Ya te fuiste. Sin decirme una palabra. Sabiendo que te veia. Imaginando que te necesitaba. Eludiendo que derramaba las lágrimas más amargas en tu honor.

Y me dejaste sola. Y convertiste en mentira todos mis sueños. Y te llevaste lo poco que quedaba de mis anhelos.

(Y así me quedo, ni alcohol ni tabaco a la vista. Solo una poco de té y una novela de esas que siempre leíamos. Esperando que el tiempo borre lo que siento)

martes, 11 de enero de 2011

No sabés lo fácil que es odiarte cuando no estás. Es sólo cuestión de sentarme y pensar tus defectos. Lo que supongo que hacés y no me gusta. Lo que invento que me ocultás y me molesta. Es muy simple convertirte en la cuna de todos los males. El prototipo de hombre indeseable. Que miente. Que se escapa. Que no va de frente.

Es tan pero tan simple que casi me divierte hacerlo. Te vas y enseguida empiezo a desidealizarte. Busco excusas, pretextos. Encuentro entrelineas en frases simples y directas. Sospecho de cada palabra, de cada letra, de cada silencio.

(Pero después, cuando volvés y te preocupás por como estoy, por como me siento, y preguntás sobre indicios que ni siquiera sospecho que vas a notar, ahí me doy cuenta que no puedo. Que tus palabras son sinceras. Que tengo que darle tiempo al tiempo. Que si quiero odiarte voy a tener que esfrozarme un poco más. Porque, cuando me hablás, te volvés a convertir en el hombre perfecto)

lunes, 10 de enero de 2011

La despedida

Ojalá pudiera evitar este momento. No tener que despedirte. Ni que hacerme ni hacerte a un lado.

Ojalá pudiera no tener que esperar esta eternidad para decirte adiós. Que fue un gusto conocerte y estar cerca tuyo. Que hubiera querido que todo fuera diferente.

Pero, como siempre, no manejamos el destino. Ni decidimos el rumbo de nuestra existencia. Ni podemos vencer los obstaculos.

Hoy tengo que despedirme sin querer hacerlo. Es la única forma de evitar los destrozos. De impedirte que me borres la sonrisa. De seguir adelante, los dos, con nuestra vida.

Es la única forma de evitar que sepas que, por una vez, quisiera romper las reglas del juego

sábado, 8 de enero de 2011

No hay caso. Una pendejada no deja de ser una pendejada. Y sobre todo, es una que me molesta. Mucho. Demasiado me molesta. Trato de pensarlo y repensarlo, y no me sale. No le encuentro la vuelta. El sentido. La explicación. No lo aguanto. Y te lo diría, sabés?. Con todas y cada una de las letras de mi enojo. Golpeando cada tecla para descargar la rebelión que me provoca saber que no puedo cambiarte. Que vas a seguir siendo igual de pendejo conmigo o sin mi. Porque, aunque me cueste reconocerlo, me equivoqué con vos.

Pero no puedo decirtelo, sabes? Porque, como siempre, no estás ahí para leerlo. Y menos para escucharlo.

I'm sick and tired of your attitude, I'm feeling like I don't know you........

viernes, 7 de enero de 2011

Diez años

Diez años contando los minutos sin tus ojos. Las horas sin tus palabras. Los días sin tu aliento. Los meses sin tus sonrisas. Los años sin tus sueños.

(Te acordás del día que le pediste permiso a mi papá? Siempre me gustó eso de vos. Eras tan formal, tan tímido. Mi viejo se enteró antes que yo de lo que sentías. Y hasta te puso condiciones para salir conmigo. Y vos, como si nada, las aceptaste. Y las cumpliste)

Diez años pensando en volver a verte. En volver a escucharte. En volver a sentirte.
(Te acordás de las mateadas en el depto? Qué lindas eran. Cuanto que nos divertíamos. Y de que no dejábamos títere con cabeza? Te acordás también? Nos pasabamos tardes enteras hablando de los bueyes perdidos de las vidas ajenas....)

Diez años de ausencia infinita. Creyendo desfallecer en cada suspiro. Soñando con tus silencios. Esperando que se cumplan nuestros sueños. Que se posterguen nuestras realidades. Que la vida nos de las chances que nos negó.

(Te acordás de nuestra última charla? Cuando me dijiste que tenía todo listo en tu casa. Que tu hermano se moría por verme. Que tu vieja hasta me había hecho una mini torta de cumpleaños. Que me habías dejado una cajita abajo de la almohada de tu cama. Que lo único que tenía que hacer era decir que si cuando la abriera)

No encuentro palabras para decirte cuánto te extraño. O cuanto lamento que ya hayan pasado diez años. O simplemente para decirte que sí. Que no debiste tener miedo de preguntarmelo mirandome a los ojos. Que mi amor por vos me hubiera prohibido negarme a la posibilidad de pasar el resto de nuestras vidas juntos.

Lástima que el destino quería otra cosa. Y vi el anillo cuando ya no podía decirte que te amaba. Y el resto de mi vida fue mucho mas largo que el resto de la tuya. Y tuve que verte cuando vos ya no podías verme. Y tuve que ser fuerte para despedirte sin querer hacerlo. Sin poder darte un solo beso.

Te extraño, nene. Muchisimo. No puedo creer que ya sean diez años de vivir sin vos. De llorar mares de lagrimas porque no pudimos cumplir nuestros sueños. Quiero que sepas que te amé. Que siempre vas a ocupar un lugar sagrado en mi corazón. Que agradezco infinitamente haberte conocido. Que mis besos nunca se van a olvidar de los tuyos. Y que esta noche, como cada 7 de enero, voy a mirar tu estrella a las 23.50, y voy a recordar los momentos hermosos que vivi a tu lado.

jueves, 6 de enero de 2011

Me pregunto si alguien más sigue esperando que llegues a horario a tus citas. Si alguien espera, como yo, que aparezcas. Si alguien se quedó con las ganas de volver a verte.

Si, diez años después, alguien te recuerda como yo. Si alguien más siente este vacío incurable cuando llega esta fecha. Si alguien se queda esperando que el reloj marque las 23.50 para derrumbarse. Si alguien más odia esa cancha por haberte perdido ahi adentro. Si alguien más llora sin el brillo de tus ojos.

Si alguien, diez años después, sueña con volver a verte. Pisando ese parquet. Vistiendo esa camiseta. Sobreviviendo a la muerte.

miércoles, 5 de enero de 2011

Miedo

Solo una vez te dije cuán importante eras (sos) para mi. Fue solo una frase. Cinco palabras. Y después un silencio. Uno de esos largos, profundos. De esos que dicen (o callan) lo estúpida que me siento al decirtelo. Uno de esos que me recuerdan cuánto miedo me da decir lo que siento. Así. Abiertamente.

Porque si. Me da miedo. Un miedo que paraliza todas y cada una de mis celulas. Que me recuerda que no te conozco del todo. Que me dice que vas a jugar conmigo. Con lo que, por asi decirlo, siento.

Y no se qué hacer con ese miedo. No se donde meterlo. No se si guardarlo, si esconderlo, si vivirlo. No se si contartelo, si escribirlo, si negarlo.

Lo único que se es que, ahora, sin lugar a dudas, está en vos la decisión de qué hacer con eso.