lunes, 21 de marzo de 2011

Y no se que pasó. Ni cómo. Ni dónde. Ni cuándo. Ni por qué.

Y no se si lo sentiste. O si sólo te dejabas llevar por el momento. Si para vos fue lo mismo que para mí.

Y no se qué esperabas de nosotros. No se qué debió pasar. Ni qué debía decir.

Y no sé nada. Ni cómo actuar. Ni cuándo hablar. Ni dónde huir.

(Porque cuando estás del otro lado, hablándome, seduciéndome, enamorándome... entonces descubro que no hay forma de escaparse. Que no hay margen de error. Que lo sentiste, aunque lo niegues. Que lo vivís a diario, como yo. Que tu sonrisa, tan perfecta, tan sincera, es todo lo que necesito para sobrevivir)