jueves, 29 de noviembre de 2012

No voy a guardar ningún recuerdo de vos. Voy a olvidarme de absolutamente todo lo que vivimos. Voy a desechar hasta el último vestigio que quedó entre nosotros. No voy a guardar ningún recuerdo, no. Porque cada recuerdo me trae un nuevo rencor. Y cada rencor me recuerda lo que ya no somos. Y mi mente, estúpida mente, elige quedarse colgada de algo que ya no vale la pena. Y ya no vale la pena porque mi vida sigue. Mi vida no se frenó cuando te fuiste. Mi vida dobló la esquina y me mostró que aún puedo ser feliz. No voy a perder más tiempo con vos. Un verdadero gusto haberte tenido en mi vida. Pero ya está. FUISTE

martes, 20 de noviembre de 2012

Me dolés. Aunque no lo diga ni lo veas, me dolés. Aunque quiera negarmelo y negartelo.

Me dolés. Quisiera saber como describirte esta necesidad que tengo de vos. Explicarte que a veces no sé que decir ni que hacer. Que ni siquiera puedo terminar una frase porque mi inspiración se niega a seguir adelante sin vos.

No puedo. Quiero escribir, pero no puedo. Quiero soltar todo de una vez. Gritarte que me dejaste en el medio de la nada. Que te olvidaste de todos los sueños que teníamos. Que abandonaste el futuro que queríamos para nosotros. Que te importó una mierda cagarte en mi y en todo lo que te di por ser el hijo de puta más grande que conocí en mi vida. Pero no puedo.

Me falta valentía. Todas las noches intento convencerme del odio que debería tenerte desde el día que pegaste el portazo. Pero sabés qué? Tampoco puedo. Porque de tanto llorarte, ya ni siquiera me acuerdo la fecha exacta en que mi día se convirtió en la más oscura noche. Quisiera tener la fórmula para borrarte definitivamente de mi vida. Olvidarme de vos, de nosotros, de todo. Pero no puedo.

Porque vos (nosotros) seguís siendo mi todo.

martes, 14 de agosto de 2012

Agosto de 2012. Un martes lluvioso, si los hay. De esos que me recuerdan todo lo que somos y lo que no tenemos. Otra mañana de tormenta, acarreando mis miedos por los pasillos. Jugando a ser la secretaría perfecta, a interpretar los designios de un jefe que ni siquiera sabe lo que quiere. Viendo la lluvia golpear las ventanas de la oficina, escuchando retumbar los truenos. Intentando sobrevivir al terror y a la nostalgia. Ocultandome tras la pantalla. Encerrandome en mi cabeza para no dejar salir esa necesidad que tengo de vos.

Un martes lluvioso, si. Pero no cualquier martes lluvioso. Fue uno donde cerca del mediodía, resplandeció el sol cuando sonó el teléfono y tu voz, del otro lado, pronunció ese "Te Amo".

sábado, 11 de agosto de 2012

Hubo un tiempo en el que fuimos uno. En el que jugamos a complementarnos mas allá de toda distancia, de toda diferencia.

Hubo un tiempo en el que nada ni nadie podía frenarnos. En el que simplemente estabas ahí. Aún en tu peor momento estabas ahí. Hubo un tiempo en el que dejamos que corra agua bajo el puente. Y decidimos que quizás era mejor que el río siguiera su curso. Que nuestra hora ya había pasado. Que nuestro futuro era apenas un sueño.

Hubo un tiempo en que decidimos jugar a no habernos conocido nunca. Y dejamos todo en la nada.

Pero un día, contra todos los pronósticos, ese tiempo se esfumó. Y dejaste caer, como al pasar, que sentías la distancia que intentaba poner entre los dos. Y pediste que volviera a ser la de antes. Que no vendría nada mal volver a nuestras pequeñas tradiciones. Que extrañabas eso de contar conmigo.

Y entonces, contra todos los pronósticos, volví a ser yo. (Volviste)

lunes, 4 de junio de 2012

Dicen que en el cielo hoy hay fiesta. Que los ángeles están celebrando que hace 28 años nacía un ser extraordinario, con una fortaleza y un empeño de otra galaxia. Dicen que, por eso, los días como hoy siempre brilla el sol. Que las nubes se esconden porque temen que tanta felicidad las destruya. Dicen que las estrellas forman fila para cumplir deseos sólo porque vos les regalás tu presencia. Dicen mil cosas sobre este 4 de junio de 2012. Pero no dicen que acá abajo hay unos cuantos corazones esperando escuchar tu voz al otro lado del teléfono. Que no hay forma de resignarse a pasar este y todo el resto de tus cumpleaños sin vos. Que los recuerdos felices hoy se empañan con tu ausencia. Dicen que allá arriba hay fiesta. Pero no dicen que nos encantaría poder compartirla con vos. Feliz Cumpleaños, Leito. Mi amigo de fierro. Mi compañero de banco. El que entró con ésta loca de mierda en la fiesta de Egresados. El que podía sentarse a discutir conmigo la formación de Olimpo durante horas. El que siempre estaba para sacarme una sonrisa cuando sentía que nunca iba a parar de llorar. Te quiero mucho, amigo. No sabés cuánto te extraño

miércoles, 2 de mayo de 2012


Primo: No nací a tiempo para conocerte, ni llegué a saber de vos más que tu nombre. Durante mucho tiempo fuiste las lágrimas en los ojos de mi abuela y de mi viejo, la parte de la historia familiar que se me escapaba de las manos. Fuiste un ramo de flores en el monolito de la Base, un nombre en una placa, la foto que jamás me animé a ver. Fuiste uno de los pibes del Belgrano. Pero no eras uno más. No te conocí, insisto, pero ¡cómo me hubiera gustado hacerlo! Y saber quién era ese sobrino a quien el abuelo Victor quería tanto, ese primo que dejó petrificado a mi viejo en la puerta de una farmacia, ese nombre que la abuela pronunciaba siempre en voz bajita para no llorar.
Me gustaría contarte que se siente llevar tu apellido. Decirte que me enseñaron de chiquita a rendirte homenaje como el héroe que fuiste y que ahora, cada vez que puedo, me detengo frente al mármol que inmortaliza tu nombre y, en silencio, elevo una breve plegaria. Y te imagino allá arriba, tomando mate con el abuelo. . .