sábado, 12 de marzo de 2011

Es tu sonrisa desterrando mis tristezas. Y tu silencio aliviando mis gritos desolados. Es tu abrazo manteniendo mis pies firmes. Y tu voz alentandome a seguir.

Es tu mirada acompañandome siempre. Y tu caminar a mi lado sin pedir nada a cambio. Es tu melancolía que se aleja cuando me acerco. Y la calidez de tu mirada objetando mis decisiones incorrectas.

Son los momentos que oscilan en mi memoria. Las veces que me acompañaste sin que lo notara. Los días que convertiste en perfectos. Las noches en que tu lejanía me volvió vulnerable.

Es tu amor, que no me duele, que me salva. Que se ahoga en el fulgor de una mirada. Que resurge de las cenizas, inmaculado. Que se me ocurre perfecto. Eterno. Sagrado.