jueves, 30 de diciembre de 2010

Memoria y Balance 2010

364 días de mi vida que dejaron:

4 grandes amigos (nuevos).

3 grandes amigos (reafirmados).

2 grandes amores.

3 historias inolvidables.

2 sueños incumplidos.

2 voces silenciadas.

1 par de ojos que me devuelven a la vida.

1 par de ojos que me dan fuerzas para seguir.

Todo eso me hizo: 26 veces más inestable. 26 veces más indecisa. 26 veces más irónica. 26 veces más ilusa. 26 veces más mujer. 26 veces más inmadura. 26 veces más fria. 26 veces mas cursi.

Y sobre todo: 26 veces mas "yo"
Este es uno de esos momentos en que desearía no haberte conocido. Uno de esos momentos en que maldigo el minuto fatal en que tus ojos se cruzaron con los míos. Y maldigo, una por una, las veces que soñé con tus labios.

Y también te culpo de mi esterilidad literaria. De no poder escribir otra cosa por estar pensando en vos.

Y me odio por saber que cuando termine de escribir estas líneas, las vas a leer. No hoy, ni mañana. Quizás en una semana. O un mes. O un año. Pero lo sé. Tengo la certeza de que las vas a leer. Y no te vas a sentir aludido. O tal vez si, pero de ser así, nunca me lo vas a decir.

Porque vos, claro, no estás en la misma que yo. No te atormentan ilusiones. No se te nubla la mente. No te quedas esperando. Vos seguís adelante. Sin importarte cuanto (me) lastimaste.

(¿Alguna vez vas a hablar de mi con alguien? ¿Qué le contarías? ¿Qué clase de anécdota soy entre tus recuerdos?)

jueves, 23 de diciembre de 2010

La Revelación

Se llevó la mano a la boca en el mismo momento que terminó de hablar. No lo podía creer. Acababa de romper un silencio de diez años con la frase que jamas debería haber dicho.
En realidad, se le escapó. O no. Quizás se hartó de callarse un sentimiento tan fuerte. Un sentimiento que le daba sentido a cada palabra dicha, a cada mirada cruzada, a cada abrazo dado.
Lo cierto es que lo dijo, de un saque, sin anestesia. Sin siquiera avisar que esas palabras estaban a punto de brotar de sus labios. Sin ser demasiado consciente de que esas palabras no serían pasadas por alto.
Lo dijo segura, mirandolo a los ojos, intentando contarle con cada palabra cómo cada momento con él hacía que se enamorara un poco mas.
Nunca se arrepintió. Creía que él tenía que saberlo en algún momento. Que no era justo ocultarlo para siempre.
Un mes después se volvieron a encontrar en el bar de costumbre. Llegaron practicamente juntos, como siempre, ambos temiendo que el otro no fuera a la cita. Ordenaron el cafe. Se miraron. Descubrieron que nada había cambiado entre ellos. Él quizás se sentiría más seguro sabiendo que ahora no había secretos. Ella quizás estaría aliviada de saber que él sabía por qué lo cuidaba tanto.
Y volvieron a hablar de las cosas de siempre. Volvieron a contarse como les iba. Volvieron a pensar las mismas cosas.
Se despidieron como siempre, sin haber intercambiado una palabra sobre lo que había pasado un mes atrás. Pero ambos sabían que había dos frases que nunca iban a volver a repetir.....


"Me gustaría saber por qué se empeña en hacerme sufrir así...."
"Porque ella no te ama tanto como yo...."

martes, 21 de diciembre de 2010

No entiendo como un corazón ciego y abandonado puede amar tanto algo que ya no posee. Y quedar tan sediento de unos besos que ya no le son propios.

No entiendo como el simple sonido de una voz puede convertir en paraíso hasta el más ardiente de los infiernos. Ni franquear mares de dudas. Ni convertir en arena el silencio.

No se cómo sucede lo que sucede cada vez que estás cerca. Ni qué fuerza extraña nos acerca cuando la distancia parece eterna.

No se cómo una simple letra escrita por tus dedos puede iluminar hasta el más oscuro de mis días. Y transformar cada lágrima en una sonrisa.

No lo entiendo. No se cómo es que mi corazón se revoluciona de este modo. Sólo se que solo pronunciar tu nombre me remonta a un lugar donde la realidad se esfuma. Y se acaba la distancia. Y el orgullo.... Y estas vos. Y estoy yo. Y estamos juntos.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Leido al pasar II

"Hay días que me levanto y no se cómo empezar el día sin tus manos. Miro la habitación buscándote y me niego a despertarme pensando en que no sos vos quien duerme a mi lado. Son esos días cuando no puedo respirar sabiendo que me faltan tus besos. Entonces agarro el teléfono y marco tu número porque se que escuchar tu voz va a ser lo único que me de las ganas de seguir con mi vida. Y cuando me respondés y te enojás conmigo porque estoy con ella y aún así me arriesgo a llamarte, me recordás que parte de lo nuestro siempre fue la adrenalina de lo prohibido, y que fui el infeliz que te dejó ir por un capricho. Gracias por haberme perdonado. Te amo"

Anonimo

jueves, 16 de diciembre de 2010

Silencio II

Tantas cosas quiero decirte sin saber por donde empezar. Demasiadas. Miles de ideas que rebotan en mi cabeza pidiendo a gritos que las ordene. Que las pronuncie de una vez. Que le cuente al mundo lo que siento. Pero no sé.... Hay algo que no me deja.

No, no me preguntes qué es..... No sabría decirte qué es... Es algo que me obliga a callarme cada vez que hablamos. Y funciona, sabés? Me controla bastante bien. Cuando estas ahí no puedo pronunciar una sola de las palabras que tengo en mente.

Ah... querés saber qué es lo que me callo.... Todo me callo...

No digo que tu sonrisa me salva la vida. Ni que cada tema que escucho me habla de vos. No digo que quisiera tener la determinación de olvidarme de tu cara. Ni que es cierto eso de que "normalmente pierde quien quiere más". Ni que "hoy sólo quiero oír tu voz". Porque, claro, todos los temas de Melendi me hablan de vos.... (qué loco, no?? vos q nunca te detuviste a escuchar un simple acorde del gallego estas ahí, en cada palabra....)

No digo que desearía que me quieras como yo te quiero. Que tuvieramos el mismo sentimiento por un instante. Que me encantaría que reaccionaras igual que yo cada vez que te veo.

No te digo que hace ya un tiempo que siento que no sos el mismo. Que pusiste una barrera infranqueable entre nosotros. Que simulás para que no lo note. Que me muero de angustia todas las noches sabiendo que ya nada va a ser lo mismo, que se terminó la historia color de rosa....

Sabés la cantidad de veces que me quedo callada esperandote? Las miles de veces que tuve que hacer fuerza para no llorar por vos? Y las miles que no lo pude aguantar y llore a mares?

Te das una idea de lo que es verte y pensar que ya no sos el tipo del que me enamore? Te podés imaginar como es ver a alguien y darte cuenta que no siente lo mismo que vos?

Porque, y eso también me lo callo, yo me enamoré de vos. Yo sí sentí. Y todavia siento, si no fuera así no escribiría esto.

Creo que te voy a dejar, sabés? En el cenicero se consume el último cigarrillo que prendí en tu honor. Y, por una vez, quiero que se convierta rápido en cenizas.

"Sal ya de mi.... que todo vuelva a ser igual que antes de ti...."

lunes, 13 de diciembre de 2010

Cuatro días

Cuatro días sin un "hola". Ni un "¿cómo estas?".

Cuatro días del silencio más absoluto. Conmigo, claro. Porque con el resto del mundo sí hablaste.

Cuatro días en los que esperé una palabra. Un saludo. Una sonrisa. Un llamado. ALGO.

Cuatro días en los que te extrañé. En los que pasé cada minuto pensando en vos.

Cuatro días en los que intenté acostumbrarme a la idea de no tenerte. De no hablarte. De no soñarte.

Cuatro días en los que traté de disfrutar lejos tuyo.

Cuatro días en los que contuve el grito enardecido que me provocaba saber que no me extrañabas. Que ni sentías mi ausencia. Que no me necesitabas.

Cuatro días tardaste en desilucionarme. Rápido. Eficaz. Así fuiste. Contundente.

Cuatro días en los que respirar dolió tanto como la certeza de saber que mi corazón otra vez fue por el camino equivocado.

(Van más de cuatro días, sabés? Los tengo contados... No te preocupes. Sé perfectamente lo que significa esta ausencia.)

martes, 7 de diciembre de 2010

Si supieras

Si supieras cuántas veces pensé tu nombre en la última hora. Cuántas veces soñé tu sonrisa. Cuántas me reproché no disfrutar cada segundo a tu lado

Si vieras mis ojos buscandote. Mis labios anhelandote. Si leyeras mi mente.... Entonces entenderías por qué mi humor. O por qué me lo cambiás. O por qué necesito tenerte cerca aunque estés lejos. Entenderías los celos (si, los celos que te niego). Y por qué te hablo aún sin tener nada para decirte. Y por qué te busco, te espero, te aliento.

Y quizás descubrirías tantas cosas que no me convienen. Como esa verdad.... esa que me niego a decirte, por más que lo merezcas.

Ay.... si supieras....

Quisiera tener la certeza de que un día, si supieras, me darías ese beso que tanto espero.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Me da miedo levantarme un día y no encontrarte. Buscarte, como tantas veces, y que hayas tomado otro camino. Que alguna vez evites ser parte de mi vida. Que te vayas lejos, y no encuentres la forma de regresar.

Me da miedo que tus ojos un dia no quieran verme. Que tu sonrisa no quiera darme fuerza cuando la necesito. Que tu intelecto se niegue a interpretar lo que digo.

Me da miedo todo. Excepto tenerte enfrente, ahora, viendome a los ojos.