martes, 20 de noviembre de 2012

Me dolés. Aunque no lo diga ni lo veas, me dolés. Aunque quiera negarmelo y negartelo.

Me dolés. Quisiera saber como describirte esta necesidad que tengo de vos. Explicarte que a veces no sé que decir ni que hacer. Que ni siquiera puedo terminar una frase porque mi inspiración se niega a seguir adelante sin vos.

No puedo. Quiero escribir, pero no puedo. Quiero soltar todo de una vez. Gritarte que me dejaste en el medio de la nada. Que te olvidaste de todos los sueños que teníamos. Que abandonaste el futuro que queríamos para nosotros. Que te importó una mierda cagarte en mi y en todo lo que te di por ser el hijo de puta más grande que conocí en mi vida. Pero no puedo.

Me falta valentía. Todas las noches intento convencerme del odio que debería tenerte desde el día que pegaste el portazo. Pero sabés qué? Tampoco puedo. Porque de tanto llorarte, ya ni siquiera me acuerdo la fecha exacta en que mi día se convirtió en la más oscura noche. Quisiera tener la fórmula para borrarte definitivamente de mi vida. Olvidarme de vos, de nosotros, de todo. Pero no puedo.

Porque vos (nosotros) seguís siendo mi todo.